ARTÍCULO PUBLICADO EN REVISTA PLAYERS OF LIFE: https://issuu.com/gvaarquitectos/docs/playersgdl_e...
Por lo general, en nuestra vida cotidiana tomamos una serie de decisiones que tienen impacto a corto, mediano o largo plazo. Así decidimos en nuestros negocios, en el rumbo que debe tomar nuestra actividad profesional, comercial y en las decisiones democráticas en las que participamos; pero también hay determinaciones que podemos tomar mientras tengamos pleno uso de razón, pero las postergamos o no las tomamos, sin meditar que estas incumben directamente a nuestra persona.
Rara vez nos ponemos a pensar en la posibilidad de experimentar una incapacidad o de sufrir alguna enfermedad que nos impidan tomar decisiones que pudimos haber hecho, mientras nuestras capacidades físicas y mentales estaban en plenitud.
En estos casos, sería otra persona quien cuidaría de nosotros y de nuestros bienes en caso de que quedemos en estado de interdicción; sin embargo, nada nos asegura que dicha persona sea la idónea para confiarle estos asuntos.
Una alternativa para evitar este escenario lo encontramos en muchas de las legislaciones locales, las cuales prevén que nosotros mismos, con plena capacidad de ejercicio, podemos designar un tutor y curador ante notario público, siguiéndose las mismas solemnidades del testamento público abierto.
En ese documento podremos designar tutores en forma sucesiva, ya sea porque falte el primero de ellos, ya porque este no acepte, fallezca o caiga en estado de incapacidad que le impida desempeñar su nombramiento.
También ante dicho notario podremos dictar instrucciones sobre tratamientos terapéuticos que eviten una obstinación médica y privilegien solamente cuidados paliativos, por ejemplo, en enfermedades terminales o al acontecer muerte cerebral. Estas advertencias evitarían en gran medida roces en la toma de decisiones por los familiares a los que les pudiera corresponder esta difícil decisión. También podremos disponer sobre la donación de órganos y hasta el ceremonial de funerales.
¿Ya pensaste qué va a pasar con tu cuenta de Facebook, Twitter o Instagram, si en determinado momento ya no puedes manejarlas? Con este instrumento incluso se podría encomendar el manejo de nuestras redes sociales al tutor o a un tercero, ya sea para cerrarlas o para administrarlas siguiendo nuestros lineamientos específicos.
Encarguemos estos asuntos a alguien de nuestra confianza mientras podamos hacerlo.