El ser humano siempre ha tenido la necesidad de registrar a través de diferentes medios, cuanto suceso o acto ocurra en su realidad, de ahí que desde la Edad Media, los juristas acertaron en compilar las resoluciones más justas en las famosas fazañas. Dicha necesidad de tener un registro escrito de múltiples sucesos ha perdurado desde tiempos ancestrales, podemos pensar en Moisés como pionero en esta labor al redactar y dejar constancia de los Diez Mandamientos que le fueron dictados por Dios.
La labor del Notario, es hacer constatar los actos que ante él suceden, fungir como escribano o relator con el objetivo de dar constancia precisa de dicho hecho, tal vez podríamos decir que el primer Notario en ejercer en México fue Hernán Cortez al fundar la Villa Rica de la Vera Cruz y se ayuda de un escribano para que redactara a detalle la fundación de Veracruz.
El Notario, en uso de la función delegada por el Estado, tiene la obligación de dar seguridad y certeza jurídica en los actos y hechos de los que da fe, es decir, tiene la tarea de plasmar e interpretar la voluntad de las partes con arreglo a la ley sobre lo que es y lo que previsiblemente será en un futuro, es decir, brindar seguridad jurídica.
Si bien es cierto que los Notarios tienen diversas funciones, comúnmente se dice que la principal tarea notarial es la de: Dar fe, pero ¿Qué implica la dar Fe? La Fe es un concepto que la Real Academia de la Lengua Española, en relación a la práctica notarial, nos esboza en los siguientes puntos: